La Caracas de 1944 era tranquila y sin sobresaltos, existían pocos automóviles y las trancas del tráfico sólo se hallaban en las noticias sobre la invasión de Normandía, dentro de las operaciones por la segunda guerra mundial.
La capital hacía esfuerzos para convertirse en una metrópolis, pero en su corazón todavía era una ciudad provinciana. Grandes obras como el Liceo Fermín Toro o la urbanización El Silencio son iniciadas, la orquesta Billo’s Caracas Boys interpretaba por esos días canciones como “Swing con Song” o “el Caimán” y las radionovelas llenaban las noticias sobre el espectáculo.
En esa atmósfera de los años cuarenta nace la fábrica de velas EL FRAILE, la cual se establece a dos cuadras del mercado de Quinta Crespo, de Pilita a Mamey, Av. Norte-Sur. Dos inmigrantes vascos, los hermanos López Gorbea, hacen realidad su sueño americano, crear una factoría para hacer velas.
Todo comienzo está lleno de dificultades, pero la férrea voluntad y la disciplina heredada de sus ancestros europeos no quebraron la visión de futuro que ellos tenían. Desde un principio, las velas de manufactura artesanal lograron gran aceptación y reconocimiento por su calidad, cualidades que han perdurado hasta nuestros días. Maquinaria de origen alemán marca “Kürschner” es incorporada al aparato productivo elevando mucho la producción.
En el año de 1978 la empresa es adquirida por tres socios que la modernizan. La industria se llama ahora INVERSIONES PARAVELAS c.a., funcionando en Caracas hasta 1983, año en el cual es mudada para Charallave, Edo. Miranda, ciudad en donde se encuentra en la actualidad.
Creemos que ha valido la pena, pues nuestra mayor recompensa es el reconocimiento del pueblo venezolano hacia nuestros productos, avalado por más de 60 años de tradición. Significa mucho para nosotros estar en el corazón de la gente, iluminando su fe con nuestras velas. |